Aunque los riojanos no habían enganchado mucho a la gente con su último Caminos de Fuego, la sala estuvo abarrotada, pero no de gente joven como cabía esperar, sino que la media de edad era de 25 a 30 años. ¿Nostalgia, Recuerdos? Es posible.
Como el último disco no enganchó mucho al público, cuando empezaron a sonar los clásicos la sala se vino abajo. La Sombra de la Bestia, Apocalipsis e Indomable seguidas dejaron incluso descansar a Ángel.
Después tocaron una canción del nuevo disco, La Leyenda del Holandés Herrante, y a continuación la sala volvió a despertar con El azote de Dios, Sangre de Reyes y Juana de Arco y dejaron bien claro el techo que tocarin con este disco.
Les siguió otra canción de Caminos de Fuego llamada Libre, antes de cantar Rumbo a las Estrellas que daría paso a una de las mejores canciones que ha hecho el grupo Riojano, Pegaso. Después tocaron Mejor Morir en Pie y El Ejército de las Tinieblas, antes de llegar al momento emotivo de la noche cuando Tierra Santa tocó la gran canción Una Juventud Perdida.
Un minuto de vítores al grupo y comenzaba Alas de Fuego, otra de las grandes de los riojanos, quizás la última coreada hasta la llegada de los clásicos, ya que la sala se tornaba fría con cada canción de su ultima creación.
Llegaba el final del concierto y no podían faltar dos grandes clásicos de los riojanos. Efectivamente, los acordes de su Legendario empezaron con la última parte de un gran concierto. Tierras de Leyenda y sobre todo La Canción del Pirata ponían una guinda perfecta a una gran noche de heavy metal nacional, en unos tiempos en los que no esta corriendo una gran suerte.
En definitiva, un noche muy especial, llena de recuerdos, de ritmos cabalgantes y riffs míticos.
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